miércoles, 6 de octubre de 2010

ETAPA FINAL DEL KIRCHNERISMO??


En la Cumbre Internacional de Comunicadores, realizada hace unos meses en Gral San Martín, Provincia de Buenos Aires, tuve el privilegio de escuchar a Dick Morris, un legendario publicista político norteamericano que ahora hace campañas para países de América Latina, Asia o África, luego de décadas de tener una carrera impecable y exitosa en su país de origen. Cuando Bill Clinton era asediado por haber cobrado altos impuestos y el encarecimiento en general del nivel de vida del ciudadano norteamericano, además de su “desliz” con la becaria Lewinski, tras haber perdido las elecciones parlamentarias previas, Morris encaró la difícil tarea de “levantar” la imagen del Presidente que aspiraba a la reelección.



Por un lado la oposición atacaba a Clinton por diversos aspectos deficientes de su política. El Presidente decidió convocar a la oposición para trabajar en planes conjuntos y aportar ideas. Lo hicieron. En pocos meses cambió la situación del país y la oposición no pudo esgrimir las mismas críticas porque la realidad había mutado sustancialmente y porque, ella misma, había participado en el aporte de soluciones. Ya no podía basar su campaña en “atacar al Presidente”.

Por otro lado, tras perder las parlamentarias, Clinton, guiado por Morris, había hablado sinceramente a la población asumiendo sus errores, como la suba de impuestos exorbitantes. Les dijo algo parecido a esto: “He recibido una paliza en las urnas. Ello fue porque me equivoqué. Cuando de chico cometía errores, mis padres me daban una paliza. Hoy, lo hicieron ustedes y con razón. Bueno, quiero decirles algo: de chico aprendía la lección. Nunca mis padres me tuvieron que dar dos palizas por la misma causa... No les volveré a fallar...” Luego de esta apertura y cambio de actitud, y de la realización de cambios oportunos: Clinton fue reelecto. Recuerdo: había perdido las parlamentarias un par de años antes. Esto en términos electorales parece realmente irreversible. Le ocurrió a Alfonsín en 1987, al Justicialismo antes del triunfo de la Alianza. ¿Le ocurrirá a Kirchner luego de la derrota parlamentaria de 2009? O ¿tendrá los reflejos de Clinton y el asesoramiento de un genio de la imagen como Morris?

Por cierto, el humor de la gente hacia el gobierno cambió positivamente en el término de un año. Si bien la derrota de Kirchner había sido casi simbólica ( 34% De Narváez. 32% Néstor Kirchner), en un virtual empate técnico, significó la manifestación popular de disminución de confianza en el gobierno. Pero hasta estos días de setiembre, la Presidente recuperó parte de su imagen (que dilapidara a menos de seis meses de asumir por la deficiente gestión del tema “campo”), como así lo hizo también su ex esposo y posible candidato.

A eso le sumamos que la oposición no puede articular discursos coherentes y acuerdos sólidos.

Haber superado una crisis internacional, con un país que vuelve a crecer; con políticas sociales como la asignación universal por hijo; con el fervor del Bicentenario; con el otorgamiento de aumentos de sueldos, etc, el gobierno logró incidir positivamente sobre los sectores populares, sobre los cuales basó su caudal electoral más importante. Más allá de los irresolutos problemas de la inseguridad y la devorante inflación.

Le preguntamos a Morris en la cumbre: “¿cuál será el próximo Presidente argentino?”

En base a su experiencia contestó: “En 1989 la gente quería vencer a la hiperinflación y se encontró con un caudillo como Menem a quien veían con un accionar sólido. En 1995 fue reelecto por lo que había logrado en esa materia y por la buena relación con los mercados. Pero ante la búsqueda de nuevos horizontes, Menem ya no era el que vencía la inflación y lograba los precios “en cuotas”, sino alguien viciado por una gran corrupción pública. Por eso se eligió a la Alianza, que tenía la imagen de “seriedad” encarnada en De la Rúa , para terminar con la corrupción.

Luego de la honda crisis vivida, la gente votó a Kirchner por su espíritu confrontativo capaz de pelear con los grupos monopólicos y reclamar la baja de la deuda externa en los organismos internacionales. Por eso el modelo , representado en Cristina, fue reelecto. Sin embargo, hoy la gente se cansó de ese tono de crispación (que en ese momento era favorable) y buscará un candidato capaz de articular el diálogo y el consenso como base de su gobierno. El próximo presidente no será ni Néstor Kirchner, ni Cristina Kirchner, ni el hijo de Kirchner, ni el perro de Kirchner”...

Esa es la lógica de un conocedor de campañas políticas, candidatos y humor de la gente para elegir.

Falta un año para ver si tiene o no razón. En un año, desde el triunfo de la oposición, pasaron muchas cosas. Sin dudas pasarán muchas para que lleguemos a una conclusión, que no será más que la realidad en octubre de 2011.

*Hugo Turrini es abogado UBA y Docente

jueves, 4 de febrero de 2010

LA ILEGALIDAD PRODUCE POBREZA


Hemos escuchado y visto el asombro de muchos analistas o simples ciudadanos de otros países, que no pueden entender como una nación capaz de generar el triple de alimentos necesarios para su población, tiene niños que fallecen por inanición.
Ya lo decía Raúl Alfonsín en la campaña de 1983: "En la Argentina hay hambre, no porque no haya alimentos, sino porque hay inmoralidad".
La conclusión inmediata sería que en nuestro país hay pobreza porque, si bien hay recursos, existe una pésima distribución de la riqueza en donde pocos reciben mucho y muchos reciben poco y nada. No es la misión de este artículo analizar que instrumentos son idóneos para lograr la anhelada distribución, sino hacer una lectura sobre las causas profundas de la pobreza.
Hay otra conclusión, aún más elemental que la enunciada: en la Argentina hay pobreza porque la ilegalidad es altísima. La falta de apego a la Constitución Nacional y la ley por gran parte de la población (comenzando por los gobernantes que deben dar el ejemplo)es prácticamente la regla. Claro, la situación se torna grave cuando ese Estado que debe velar por la ley, el orden, la paz social se transforma en el primer "violador". La utilización de "favores", el sistema "coimero", el punterismo prebendario, el beneficio del "amiguismo", la "mordida" creciente, en síntesis la corrupción(muchas veces estructural y no exclusividad de un gobierno), socavan la confianza en las instituciones, restan "autoridad". Esa autoridad, en Democracia, se debe construir día a día con diálogo, consenso, ejemplaridad.
Cuando el Estado interviene discrecionalmente, cuando el Poder Ejecutivo avasalla al Congreso, cuando utiliza los recursos de todos para el alineamiento de la tropa de gobernadores se está destruyendo la misma posibilidad de desarrollo.
Se me ocurren dos citas para merituar el supuesto comportamiento del ex presidente Néstor Kirchner en torno a la compra de millones de dólares. Una cita es bíblica. San Pablo escribió en su primera epístola a los cristianos de Corinto: "Todo me es lícito mas no todo conviene"... Nadie pudo a ciencia cierta atacar la legalidad de dicha compra. A ello le sumo otra idea: "No todo lo lícito es moral". Dejando de lado este comportamiento puntual (que no es aislado y pequeño como muchos creen sino llevado adelante por un ex presidente, posible candidato nuevamente y esposo de la actual mandataria, privilegiado de la información y con grados de decisión gubernamental desde la oscuridad), vuelvo a mi concepto original: pérdida de confianza en el sistema.
Como decía en un programa televisivo el Diputado Nacional Ricardo Alfonsín, antes se creía que los temas institucionales,la división de poderes, el no apego a la Constitución y la ley, era un problema de los políticos, de los analistas políticos, de la filosofía política, pero no del ciudadano o habitante común. Hoy el hombre común ha percibido como lo perjudica la ilegalidad y los comportamientos inmorales.
Se reclaman inversiones en un país sin reglas claras, con un Estado dispuesto a devorarse todo en el afán de unos pocos de perpetuarse en el poder, construído en base a la extorsión.
La falta de confianza lleva a la especulación de muchos que en definitiva creen que el sacrificio y la honradez son perjudiciales. Ello es nocivo para un verdadero "desarrollo" (mucho más que crecimiento) y , por ende, para una equitativa distribución de la riqueza, que no se genera en la medida de nuestras posibilidades.
Ese círculo vicioso tiene puntos débiles. Debemos revertir esa tendencia a partir de los resultados del 28 de junio. La oposición debe tener un comportamiento acorde a las circunstancias. Exigimos "grandeza" a quienes podemos exigirles algo.
La sociedad y el mundo verán seriedad en un país que respeta sus instituciones y sus leyes. La confianza volverá y será posible, además de la elaboración de políticas públicas a mediano y largo plazo, el desarrollo integral del país, la generación de riqueza y la utilización de instrumentos distributivos (en donde los impuestos cumplan con su finalidad original).
Sin cambio, sucumbiremos. Pero el cambio es posible. Está en manos de los ciudadanos responsables.
Hugo Turrini