
Jorge Hotton fue un inmigrante australiano que llegó a la Argentina en 1904, radicándose en Zárate, donde ejerció su profesión de odontólogo y llevó la Palabra de Dios, a través de su voz y sus hechos solidarios. Su nieto es el Dr. Arturo Hotton, ex funcionario y embajador. De esa familia proviene Cynthia , bisnieta de Jorge e hija de Arturo.
Cynthia Hotton es economista recibida en la Universidad de Buenos Aires, diplomática de carrera, especializada en comercio exterior y relaciones económicas bilaterales. En las últimas elecciones de octubre de 2007, obtuvo una banca de Diputada Nacional por Capital Federal (alianza Pro-Recrear). Le formulamos algunas preguntas.
Hugo Turrini:-¿Qué debe cambiar en la actividad política?
Cynthia Hotton:- Mucho debería cambiar.
Primero: la intención con la que se hacen las cosas. Si no hay un cambio en el corazón de los políticos, es muy difícil el resto.
Segundo: el método de hacer política. Que el fin no justifique los medios.
Tercero: que se respeten las reglas de juego, o sea las instituciones. Que respetemos la Constitución Nacional, que es nuestra Carta Magna. Si las reglas del juego son claras, podemos dejar de ver al que piensa distinto como un enemigo y empezar a verlo como adversario.
HT:-¿Qué avances vio a través de sus años de participación?
CH:- En los aspectos generales de la vida política del país no vi muchos avances.
En cuanto a mi entorno, sí pude ver algunos cambios positivos en el trato y respeto a las personas, mejorando el intercambio de ideas. Ahí sí pude ser una influencia positiva, al ser amable y respetuosa con personas con opiniones distintas. Pero en política los cambios son lentos.Espero que lentamente podamos marcar una diferencia.
HT:-¿Qué piensa que pueden aportar los cristianos evangélicos a la actividad pública?
CH:-Tenemos más de lo que nos imaginamos. Hay gente confiable, no solo por ser personas íntegras, sino también por ser personas idóneas. Los evangélicos somos personas comprometidas, que sabemos organizarnos y trabajar, potenciando fortalezas en lugar de discriminar por debilidades. Podemos hacer mucho con pocos recursos. Son todas cualidades fundamentales para trabajar en política.
Sin embargo, lo más importante que podemos aportar es ser sal y luz en un lugar tan estratégico. Podemos aportar luz en la oscuridad, paz en la tormenta, amor en medio del odio y unidad donde hay división. Podemos demostrar que podemos disentir en nuestras posiciones políticas, pero que amamos la vida, las personas y que creemos en la verdad. Tenemos grandes cualidades, por lo tanto, también tenemos una gran responsabilidad.
HT:-¿Con qué país sueña? ¿Cómo se logra?
CH:-No creo en que se pueda lograr el cielo en la tierra, ya que el principal problema está en el corazón del hombre. Pero sé que podemos estar mucho mejor de lo que estamos. Sueño con un país próspero, con libertad y justicia. Un país con oportunidades y segundas oportunidades, donde se premie el esfuerzo y se castigue al que procure hacer el mal. Un país donde se tenga en cuenta a los más necesitados, brindándoles herramientas para ayudarlos de manera integral. Donde la educación, el trabajo y la libertad sean las bases para el desarrollo personal .
¿Cómo se logra? Respetando la Constitución Nacional de 1853/60. Imitando los países que progresaron, y a su vez, respetando nuestra coyuntura, cultura e historia. Para eso habría que hacer grandes reformas, de estadistas que piensen en la próxima generación y no más estatistas que piensen en la próxima elección.
HT:-¿ Qué mensaje final le dejaría al pueblo evangélico?
CH:- Que además de ser ciudadanos del cielo, Dios nos puso en este país y tenemos una responsabilidad como embajadores suyos en la tierra. Algunos lo haremos dedicándonos tiempo completo en la política, pero otros deben ejercer sus derechos cívicos. Además, debemos orar por nuestros Gobernantes.
Por último, les diría que participen, que no tengan miedo. Hay espacios que ocupar y para ello debemos participar.
Tercero: que se respeten las reglas de juego, o sea las instituciones. Que respetemos la Constitución Nacional, que es nuestra Carta Magna. Si las reglas del juego son claras, podemos dejar de ver al que piensa distinto como un enemigo y empezar a verlo como adversario.
HT:-¿Qué avances vio a través de sus años de participación?
CH:- En los aspectos generales de la vida política del país no vi muchos avances.
En cuanto a mi entorno, sí pude ver algunos cambios positivos en el trato y respeto a las personas, mejorando el intercambio de ideas. Ahí sí pude ser una influencia positiva, al ser amable y respetuosa con personas con opiniones distintas. Pero en política los cambios son lentos.Espero que lentamente podamos marcar una diferencia.
HT:-¿Qué piensa que pueden aportar los cristianos evangélicos a la actividad pública?
CH:-Tenemos más de lo que nos imaginamos. Hay gente confiable, no solo por ser personas íntegras, sino también por ser personas idóneas. Los evangélicos somos personas comprometidas, que sabemos organizarnos y trabajar, potenciando fortalezas en lugar de discriminar por debilidades. Podemos hacer mucho con pocos recursos. Son todas cualidades fundamentales para trabajar en política.
Sin embargo, lo más importante que podemos aportar es ser sal y luz en un lugar tan estratégico. Podemos aportar luz en la oscuridad, paz en la tormenta, amor en medio del odio y unidad donde hay división. Podemos demostrar que podemos disentir en nuestras posiciones políticas, pero que amamos la vida, las personas y que creemos en la verdad. Tenemos grandes cualidades, por lo tanto, también tenemos una gran responsabilidad.
HT:-¿Con qué país sueña? ¿Cómo se logra?
CH:-No creo en que se pueda lograr el cielo en la tierra, ya que el principal problema está en el corazón del hombre. Pero sé que podemos estar mucho mejor de lo que estamos. Sueño con un país próspero, con libertad y justicia. Un país con oportunidades y segundas oportunidades, donde se premie el esfuerzo y se castigue al que procure hacer el mal. Un país donde se tenga en cuenta a los más necesitados, brindándoles herramientas para ayudarlos de manera integral. Donde la educación, el trabajo y la libertad sean las bases para el desarrollo personal .
¿Cómo se logra? Respetando la Constitución Nacional de 1853/60. Imitando los países que progresaron, y a su vez, respetando nuestra coyuntura, cultura e historia. Para eso habría que hacer grandes reformas, de estadistas que piensen en la próxima generación y no más estatistas que piensen en la próxima elección.
HT:-¿ Qué mensaje final le dejaría al pueblo evangélico?
CH:- Que además de ser ciudadanos del cielo, Dios nos puso en este país y tenemos una responsabilidad como embajadores suyos en la tierra. Algunos lo haremos dedicándonos tiempo completo en la política, pero otros deben ejercer sus derechos cívicos. Además, debemos orar por nuestros Gobernantes.
Por último, les diría que participen, que no tengan miedo. Hay espacios que ocupar y para ello debemos participar.
Agradecemos a Cynthia Hotton por su amabilidad de concedernos esta ciber-nota, para "Cristianos en política".